domingo, 24 de julio de 2016

Sexo Peligroso

La propia atracción nos acerca de entre la multitud, una onda magnética nos aísla del entorno. Las miradas se hacen una, acrecentando la intensidad del deseo, haciendo reaccionar cada célula de nuestro ser. Nuestras manos buscan el roce discreto ante los ojos curiosos; deslizar tus dedos sobre la desnudez de mi espalda, hasta donde la cordura permite, bajar por tu hombro y detenerme en tu cintura por el nivel de consciencia aún activada.

Las finas telas de mi vestido dejan ver partes de mi cuerpo ya excitadas. Haces una cruel invitación a la cárcel de tu boca para quedar atrapada con la tortuosa lengua en ese penal. La cremallera de tu pantalón a punto de explotar como el Turquino erguido y majestuoso. Nos hablamos con la mirada, urge encontrar nuestra intimidad. 

Un mar de caricias aceleran nuestro torrente, nuestras manos y labios con voluntad propia reciben respuesta a cada acción. Un volcán a punto de erupción, emana el ardiente deseo por cada punto de contacto. Sentirte en mí, es la divinidad terrenal que despoja mi cuerpo... Ver el brillo en tus ojos, es la celestial vida eterna. 

El sexo, es el placer efímero más arriesgado de todos. Puede crear lazos de sentimientos nunca antes experimentados. Puedo descubrirme un día  cualquiera peligrosamente pensándote, con una sonrisa en los ojos y una inconsciente curva en mi rostro... Con ganas de invitarte a un café y escuchar el silencio de tu presencia. 

-Martha Ferrás-