Desnudarme Ante Mundo, Ante Ti.
He pasado
mucho tiempo de mi vida formulándome la pregunta quizás más hecha por la
humanidad ¿Podríamos vivir en un mundo sin amor? No me refiero a dejar de lado
nuestra capacidad de ser afable y demostrar cariño hacia las personas, de declarar
la empatía que sentimos a lo largo de nuestro andar. Tampoco a ese sentimiento
que nos nace hacia alguien sin motivo alguno, simplemente nos cae bien, no
sabemos el por qué, pero es así... En fin, hay muchas maneras de mostrarnos
amorosos y de manifestar nuestra capacidad de amar en las relaciones
personales. Mas sin embargo hago alusión a otra
manifestación de amor, realmente la que considero debe llamarse así. Hacer
referencia de ese calificativo a otra identificación del estado de ánimo a mi
punto de vista es simplemente erróneo.
Solemos
complicarnos sin necesidad alguna. Cuando entra en juego piezas como el
orgullo, la vanidad o el amoralismo, se nos
destruye todo lo que hemos evolucionado y siempre la forma de arreglar el
rompecabezas suele ser empezar de cero. Cosa que por otra parte trae sus
desventajas como son los resentimientos, rencores y el "perdono pero no olvido", tan popularizado en nuestros días.
Si en vez de
seres humanos fuéramos robots diseñados para resetear y borrar todo desde el
principio, salvando los datos importantes que nos aportaron enseñanza,
eliminando el dolor; creo podrían existir más posibilidades de amar de una
forma sana, ser más felices y tener experiencia para afrontar con sabiduría.
Pero olvidamos lo esencial, las lecciones más importantes no ocurrieron por
casualidad, fueron a través de dolor, sacrificio y esfuerzo. La vida es real
y la fantasía lejos de ayudar, enturbia el sentido. Por imaginarnos un mundo
perfecto, no lo vamos a tener, por saber cómo deben ser las cosas, no van a
ocurrir. Por desear, no se va a cumplir… Solo debemos aprender a ser felices.
Ser
correspondido en las relaciones de parejas es el santo grial de la humanidad en
este aspecto. No serlo conlleva frustración y el carácter es uno de los
primeros en sufrir metamorfosis, ante los ojos del mundo inocente al motivo, es
claramente un problema deducible, dado su popularidad.
Según en lo
que me he documentado y mis experiencias creo que nacemos con capacidad de
amar, ya sea porque nuestro cerebro este programado para ello o porque se nos
fue transferido desde el vientre materno. De mil maneras vamos
retroalimentando esa capacidad que va cobrando fuerza en nuestro interior mientras le permitamos fluir y expandirse por todo nuestro torrente. No podemos vivir sin
amor, es triste un ser que tenga esa capacidad atrofiada. Creo que antes
de llegar a Amar a plenitud, a entender el verdadero significado de amor,
aprendemos a ganarnos ese privilegio con sentimientos a modo de antesala.
En las
relaciones de no correspondencia en el amor, cuando se sufre esa experiencia
siendo muy joven, resulta tan poderosa que es capaz de cambiar la forma de
apreciar el mundo. Deja una huella que por dicha o infortunio acompañará toda
la vida, muchas veces induce paradójicamente a tomar malas decisiones aun
siendo consciente de ellas. El subconsciente sabe perfectamente a lo que se
enfrentará, hará una película del futuro inmediato pero preferimos callar esa
voz molesta que interfiere en lo que deseamos, porque creemos que ya hemos
sufrido demasiado y nos merecemos un poco de la falsa felicidad que muestra
nuestros deseos. Digamos que al golpearnos tan fuerte, nuestra perspectiva
puede hacernos rebotar o explotar, pero no caemos en la cuenta que el resultado
no es un fenómeno fortuito sino que lo podemos controlar. Lo único que puede
afectar nuestra perspectiva, somos nosotros mismos, lo capaces que demostremos ser, de superar cada golpe que nos da la vida y la forma que lo hacemos es lo que
regirá a la hora de vernos rebotar evitando caer en otra mala experiencia o
explotar en ella.
También el
amor de adolescente, o el que sentimos por primera vez siendo niños, ese es
realmente maravilloso. Cuando nos descubrimos ya no tan infantiles aunque
actuemos más ridículos que nunca. Sentimos y deseamos cosas que algunos
llamarían impropias, no en nuestros días. Pero de ser educados en un entorno
estricto, seguro más de uno, se habrá preguntado. ¿Si irían
castigados el resto de sus vidas por sentir lo que en ese momento con esa
persona? Pero el caso es, que ese despertar es un aprendizaje en toda regla, no
hay que ir mucho más allá para saber que nos espera un futuro cargado de
adrenalina cuando estemos preparados. Cosas por descubrir, sentimientos que
controlar, deseos que identificar y calificar como correctos o no, va
moldeando nuestra personalidad, nos va haciendo más seguros a medida que damos pasos sobre las brasas.
Pues sí, me
refiero a ese chico que gustó en clases de matemáticas pero era mayor y más
inteligente. Pero en mi caso, me hizo aplicarme en las mates hasta sacar
sobresalientes. Pasé de ser la chica insignificante en esa materia a ser la que
él se acercó y felicitó por sus progresos, una sonrisa y nada más en mucho
tiempo. Creerme cuando digo que toda la seguridad del mundo taladra el suelo en
esos momentos, pero es solo el principio de nuestra trayectoria, sino
aprendemos a dominar eso, nuestra frente no conocerá el sol nunca.
Ese no será el hombre con el que terminemos,
ni el padre de nuestros hijos. Si algún día de repente cambiamos ante sus ojos
y quieren conquistarnos… simplemente es tarde, desaires, tiempo invertido en
vano con ellos y que en el fondo no era más que una ilusión, hacen que nos
retiremos de la partida. Pues sí, ese chico vino después cuando ya no era mi
pupila, pero me considero buena persona y no lo hice perder su preciado tiempo.
Solo me recree en el brillo que le dio a mi autoestima que ya estaba recuperada.
Oh pero que bien hace aunque tarde, saber que gusté a esa persona.
También
están los que solo vemos como uno más, pero despertamos en ellos sentimientos
más allá de lo que una amistad puede ofrecer. Es doloroso cuando
pasa el tiempo y saber que una linda e inocente relación con ese chico de la
infancia que guarda nuestros secretos y se convierte en aliado, no fue de ambas
partes… Que mientras lloramos en sus hombros por alguna desventura o abrazamos
y besamos, le abríamos una brecha en sus entrañas más grande que el Cañón del
Colorado ¿Nos exculpa la ignorancia? Creo que en el fondo es una culpa con la
que acarrearemos siempre. ¡Debimos saberlo! En algún momento debió darnos
alguna pista y nuestro subconsciente nos engañó a ocultar esa realidad que no
queríamos creer. Era más fácil no perderlo como amigo y siguiera siendo nuestro
colega en las travesuras, dolor y risas ¿Cómo mirarle a los ojos? Aún me sigo
haciendo la pregunta, quizás no sea para tanto después de tantos años.
Cuando el
patrón de nuestro comportamiento parte de la valoración positiva de nosotros
mismos, por lo general atraemos curiosamente buenas ilusiones a nuestras vidas.
Es un punto que realmente es digno de analizar ¿Por qué faltó compromiso o
confianza para materializar una relación si existía química y la autoestima no
estaba decreciente? ¿Pudo ser el miedo a los amores no correspondidos del
pasado lo que tienen tanto poder como para evitar desarrollar un compromiso? ¿O
es qué realmente solo fue atracción hermosa pero fugaz, no suficiente para un
compromiso? Quizás nuestro cerebro, que es el más listo que poseemos dicho sea
de paso, sepa realmente lo que desea nuestro corazón y libra una batalla con
sus propios sentimientos, haciéndole entender diferencia entre ilusión y amor.
Por el
contrario, cuando la valoración de nosotros mismos es lastimera, solo atraemos
lamentables errores a nuestras vidas. Es un estado que también se refleja en
nuestros ojos, en nuestras acciones y en nuestras decisiones. Actúa como imán
ejerciendo poder sobre los peores sujetos y sucesos de la sociedad, hasta en
los más absurdos acontecimientos nos vemos relacionados y luego nos preguntamos
¿Por qué yo? ¿Por qué me pasó esto a mí? Si soy buena persona, no creo que lo
merezca. Pues a mi modo de ver, si creo que estaba predestinado a ocurrir
mientras estemos aferrados a mantener ese negativismo y tendencia a ver todo
gris con matices negros. Si no hacemos algo por salir de ese agujero
simplemente nuestra suerte no cambiará. Seremos una persona autodestructiva que
encontrará a un individuo que realmente no está a la altura de nuestra
honestidad ni calidad de sentimientos, que nos ilusionará y solo deseamos comprometernos.
Quizás solo pensemos “Igual, peor no me puede ir ya” “Al menos lo tengo y no
quedaré sola” Nos forzaremos a entrar en una relación tóxica porque nuestra
razón no entiende de lógica y está demasiada contaminada para discernir ilusión
pasajera y virulenta a lo que es el amor en realidad.
Las
relaciones ponzoñosas traen nefastas consecuencias. Eso unido a que
deduciblemente si aún continuamos con ellas, es porque nos sigue faltando
confianza en nosotros mismos. Los que sin darnos cuentas o conscientes de ello,
hemos cedido completamente nuestro control, nuestra vida, percibimos como no
somos dueños de nada referente a nuestra persona, viéndolo como un espectador
más en un palco. No nos sentiremos capaces de decidir, tener iniciativa y hasta
dudaremos de lo correcto o no, simplemente porque cedemos a esa otra persona a
la que creemos amar, el poder absoluto de hacerlo por nosotros. Algo curioso es
que tenemos una vocecita interior que nos dice en cada acción lo que debemos o
no hacer, pero elegimos no escucharla, sino quererlo a él, aceptar las migajas
que nos da a cambio de una vida dedicada por entero a sus pies.
Lo
importante es desligarse de ese entorno. Reconocer y aceptar que no es amor lo
que vivimos y que toda la distancia posible entre esa persona y nosotros es
poca.
Muy cierto
es que hay unos pocos afortunados que conocieron su primer amor en el principio
de sus andares ¿Saben qué? Creo que ha sido suerte de un reducido número en la
sociedad. Otros que lo hemos tenido más complicado ha sido un duro andar sobre
púas ardientes hasta encontrarlo, sin saber por qué muy en el fondo nos satisface.
Cuando se encuentra lo que se busca, se aprecia más, se reconoce el esfuerzo de
la prueba que nos obliga a pasar el destino, basta solo una mirada al pasado
para comparar que es esto lo que queremos y lo que elegimos querer. Tenemos
propiedad para elegir…
Conocí muy
de cerca un sentimiento muy fuerte. Ahora sé que no lo puedo llamar amor,
porque no lo fue. Era intenso, apasionado, realmente hermoso. Justo en ese
momento donde había aprendido a mirar entrelínea realidades ocultas, reconozco
que no estuve muy avispada, aunque seguía disfrutando del momento presente, los
detalles que me hacían bien, sabía que lo efímero no era lo que buscaba. No
porque fuera una retorcida que tiene que pensar que solo en el sufrimiento se
encuentra el amor, para nada lo creo. Pero las recompensas no se ganan sin
sacrificio, si apartar obstáculos… ha sido así desde siempre, como una
jugarreta por la que han pasado generaciones hasta nuestros días.
Cada día que
vivimos nos ocurren cosas realmente maravillosas. Disfrutamos de pequeñeces,
alguien nos roba una sonrisa, admiramos algo digno de ser deleitado, saboreamos la
vida. Pero también se cometen errores, se aprenden de detalles que suelen ser
algunos realmente insignificantes pero nuestras neuronas atrapan el suceso y lo
dejan de reserva, saben que en algún momento tendrá que salir y cumplir su
cometido. Nos vamos creando una madeja invisible que se entrelaza con los
impulsos nerviosos en nuestro cerebro. Sabemos lo que queremos en todo momento,
a quién solo elegimos de amigo, a las personas que queremos en nuestras vidas y
las que no en general. Nuestra seguridad se va afianzando, vamos madurando como
seres humanos.
Cuando
conocemos a la persona indicada, no importa como haya llegado a nuestras vidas.
Simplemente se nos presenta y… lo sabemos. Puede ser alguien con el que se
tropieza y aunque el dolor del impacto haya sido fuerte hay una atracción, se
siente. O sea el nuevo presentado por alguien que te deja sin respiración…
También lo podemos reconocer en un amigo de mucho tiempo… pero en algún momento
despiertan esas neuronas adormiladas y levantamos la vista a la otra punta del
salón concurrido por todos nuestros amigos pero ¡Se mira justo a él! No existe
nadie más en nuestro campo visual. Podríamos hasta sorprendernos al conectar en
ese momento… porque ahí está. El hombre que nos atrae con una fuerza realmente
poderosa, no nos explicamos de momento que significa esas corrientes circulando
por nuestras venas, reaccionamos como si estuviéramos en shock.
Con mi
elección las cosas no suelen ser fáciles. Los caracteres diferentes suelen ser
un punto picante que hasta nos hace más felices… Más que ver un problema en las
dificultades veo fuerza multiplicada, peleando contra el mundo hombro con
hombro. Ninguno quiere marcharse, elegimos tenernos, amarnos y superar cada
obstáculo. Regreso la vista atrás y recuerdo que lo fácil no lo retuve, no
había nada que nos incitara a luchar juntos, que nos hiciera ya no crecer como
personas individuales, sino como pareja. Deja de importar uno, para centrarse en
dos como un todo.
Nuestras experiencias nos hacen madurar, somos capaces de tomar muchas
decisiones, elecciones que nos hacen crecer. La principal que elijo, es quererme
por encima de todo. Tener la suficiente experiencia y aprendizaje me ha hecho
elegir en primer lugar amar a mi corazón, mi persona, mi ser… Con esa certeza
por tanto, tengo la potestad absoluta para unirme a mi corazón y mandarle una
orden a mi cerebro… ELIJO QUERERTE a ti, porque hiciste de mi mundo un lugar
hermoso, donde sé que eres el hombre que el amor eligió para mí.
FIN
-Martha Ferrás-
-Martha Ferrás-
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Gracias por pasarte y visitar mi blog.
Muy buena manera de ver la vida y las relaciones afectivas:
ResponderEliminar"Nos forzaremos a entrar en una relación tóxica porque nuestra razón no entiende de lógica y está demasiada contaminada para discernir ilusión pasajera y virulenta a lo que es el amor en realidad."
Gracias por tu comentario Alejandra Sanders... eso creo realmente. Debemos tomar cada experiencia como aprendizaje y sabremos reconocer el amor real.
ResponderEliminarpues me ha gustado tu reflexion.
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