Cansado de trabajar,
del estrés del día y ver como transcurre el tiempo, alejando cada vez más mis
metas, por lo que una vez sacrifiqué todo, hasta a ti. Mientras mi mente
alimenta la esperanza que un año, que dos... Otro día finalizado que regreso a
casa y está vacía... No estás.
Tirado en la cama hago
mi ritual antes de dormir... Pensarte. De haber sabido que aquellos días de
sol, cuando ver tu risa antes de besarme, la ternura con la que cerrabas los
ojos antes de rozar tus labios con los míos, tus dedos enroscándose entre mi
pelo, era toda la fortuna que necesitaba para ser feliz, posesiones tan
valiosos que no se compran con dinero, que nada más importa en el mundo... De
haber sabido esos detalles, no me hubiera permitido abandonarte... Perderte.
No conocía la
fidelidad hasta que el destino hizo que te mirara como mujer. Te confesé que
eras el amor de mi vida sentados junto al mar una tarde de verano ¿Recuerdas?
No hay un solo segundo que no imagine como sería estar construyendo nuestro
hogar, escuchar tu risa, tus travesuras, tus enojos, tu adorable inocencia y tu
ternura... Echo de menos todo de ti, hasta tu forma de llevar razón padeciendo
ambos de tozudez crónica.
Desde el minuto cero
que me despedí en silencio supe que era un error, que mi vida no iba a tener
sentido sin ti a mi lado. Aun así, seguí adelante y ahora estoy con todo lo que
buscaba menos lo que me hacía realmente feliz... TU.
Sigo necesitando
besarte con urgencia, sentir tus brazos alrededor de mi cuello, tu mirada
limpia y ver mi reflejo en tus ojos. Quiero volver a ser esa luz en tu vida,
que me permitas reconquistar tu corazón. Sé que no te detuviste por mí,
seguiste adelante, no ignoro que te hice daño pero demostraste ser fuerte...
Soy consciente de mi egoísmo, queriendo deshacer todo y regresar a esos días de
sol junto a ti...
Me declaro culpable,
de haber ido a por una quimera mientras me despojaba de lo más hermoso y real
que ya poseía. Te tenía entre mis brazos... Estabas en mi vida. Te he buscado
en el vacío de otras sábanas, en la frialdad de otros brazos, No quiero seguir
dándome de bruces contra el mismo muro. Me permitiré ser egoísta una vez más...
Te quiero a mi lado como debió ser desde un principio.
Después
de todo este tiempo tengo que confesarte...
Sigues
siendo el amor de mi vida.
-Martha
Ferrás-
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