¿Y SI…?

¿Y SI…?

Muchas veces caemos en el sucio juego de la duda. En no creer en nosotros mismos, ni seguir nuestra propia intuición. Nadie mejor que nosotros sabe cómo resolver los dilemas que se nos presentan a diario, porque nos conocemos mejor que terceros que se creen con ese poder.

Algunos entresijos es cierto que son tan banales que no le damos importancia, por lo que solemos declinarnos rápidamente por una opción y la mayoría de las veces suele ser la acertada. Porque nuestros miedos y debilidades se ocultan al mundo, al menos se intentan, de igual modo sabemos exactamente de nuestra valía y voluntad. Quizás el no expresarnos abiertamente es por temer juicios o etiquetas pero no porque desconozcamos la realidad de quienes somos realmente.

Pero y ¿Qué de esos que sí tienen la relevancia suficiente que nos pone a tambalear antes de decidir? Encima nos tortura una vez hecha la elección preguntándonos ¿Y si el otro camino era el acertado? ¿Y si con mi elección llevaré un hándicap difícil de gestionar?

                             

Pues he llegado a una conclusión: los Y SI… no llevan a ningún lado sano, solo sirven para atormentar. No es una opción dejarle tan siquiera comenzar a crearse en nuestra cabeza.

YO soy una persona que sabe perfectamente quién soy y lo busco en la vida, aunque no sea siempre consciente de ello. Mi falta de seguridad en lo increíblemente maravilloso que soy como persona me castiga no admitiendo y evitando por ende disfrutar de ese goce.

Me detuve y reflexioné en ese momento exacto que tomé una decisión, un camino… y lo entendí.  Nada se elige por azar, todo tiene un motivo y razón de ser, quizás solo necesitaba tiempo para saber algo que ya mi YO INTERIOR sabía con certeza.

-Martha Ferrás-

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